Aunque la piel seca y la deshidratada comparten muchas características similares, como la textura áspera y las líneas de expresión resecas, son muy diferentes. La piel seca se refiere a la piel carente de grasa, mientras que la piel deshidratada tiene poca agua. Mientras que la piel deshidratada es una condición que puede darse en cualquier tipo de piel, la piel seca es un tipo de piel como la normal, la mixta o la grasa.

La piel deshidratada es una condición que puede ocurrir a cualquier tipo de piel y se refiere a la piel que está perdiendo más agua de la que está tomando. Una barrera de la piel sana ayuda a la piel a retener agua y un estrato córneo (la capa externa de la piel) eficiente, debería tener entre un 10% y un 15% de agua. Cuando ese porcentaje desciende por debajo del 10%, la piel se deshidrata. Para compensar esto, el agua puede subir a la superficie, lo que puede crear un desequilibrio de humedad en la piel.

La piel seca es un tipo de piel que produce menos sebo (o grasa) que la piel normal o grasa. Hay una serie de factores que pueden hacer que tu tipo de piel cambie y se vuelva más seca. Las condiciones duras, las temperaturas extremas, el envejecimiento y la genética pueden provocar la disminución de la grasa en la piel.

La deshidratación afecta a todo tipo de pieles, incluso a las grasas. Si estás luchando constantemente contra el brillo, puede que no parezca que tu piel esté deshidratada, pero es posible que la piel tenga altos niveles de grasa aunque le falte agua. La piel puede incluso volverse extra oleosa en una piel deshidratada, ya que los bajos niveles de humedad pueden incluso hacer que la piel produzca un exceso de grasa.

Mientras que algunas causas de la piel seca y deshidratada son inevitables, en otras pueden influir el entorno y el estilo de vida. Una piel deshidratada puede incluso provocar una piel seca, ya que la disminución del agua también puede afectar a los niveles de grasa de la piel. Algunas de las causas más comunes son las siguientes:

• Envejecimiento
• Frío y calor extremos
• Acondicionamiento y calefacción en el interior
• Bajos niveles de humedad en el aire
• Una mala alimentación
• Fumar y exponerse a contaminantes ambientales
• Exposición a los rayos UV

Aunque ya conocés los principales signos de la piel seca, hay una serie de características que pueden acompañar a estas afecciones cutáneas. Los signos más comunes de la piel seca y deshidratada son:

• Sensación de tirantez o tensión
• Piel opaca o cansada
• Líneas de expresión resecas
• Textura de la piel áspera
• Descamación
• Piel agrietada
• Enrojecimiento visible

Como puede ser difícil saber si tu piel está seca o deshidratada, lo mejor es consultar con un experto. En Kiehl’s, nuestros expertos en el cuidado de la piel pueden determinar los niveles de hidratación de tu piel y recomendar fórmulas para equilibrar los niveles de humedad de tu piel.

Además de tu rutina de cuidado de la piel, es importante que analices cualquier otra causa potencial en tu estilo de vida que pueda estar afectando a tu piel. Comer de forma nutritiva, dormir lo suficiente y beber agua son formas de cuidar la piel a diario.

Tanto para las pieles secas como para las deshidratadas, empezá con un limpiador suave y poco espumoso y un tónico sin alcohol para limpiar y refrescar. Una crema hidratante facial diaria es imprescindible. Los tipos de pieles secas pueden necesitar hidratación adicional con una crema espesa y rica en aceites o un bálsamo facial, mientras que un suero hidratante puede ser lo mejor para las pieles deshidratadas. Si tenés la piel seca de la cabeza a los pies, nutrí tu cuerpo con una rica crema hidratante. Independientemente del tipo de piel, la protección solar diaria es esencial para cuidar y proteger la piel de los rayos UV que pueden dañar la barrera de la piel.